Ingrid Rivera Rubio
Psicóloga, Analista de Investigaciones

La pandemia por COVID-19 ha generado una serie de efectos físicos y psicológicos en las personas. Muchos nos hemos enfrentado a situaciones estresantes, abrumadoras que han provocado emociones fuertes. La situación por la que está atravesando el país como consecuencia del paro nacional y los disturbios no es la excepción, lo cual ha damnificado nuestra salud mental.

Hemos experimentado emociones como: tristeza, ira, miedo y enojo ante la numerosa cantidad de hechos que han ocurrido en el país, lo cual es totalmente normal. Por lo anterior, es importante resaltar que las emociones hay que validarlas e identificar cómo las podemos manejar. La validación emocional es un proceso que nos permite aprender, comprender y expresar la aceptación de la experiencia emocional de otra persona, por esto es importante “ponernos en los zapatos del otro”, esto permitirá que las personas se sientan más unidas. Sin embargo, es importante aclarar que validar una emoción no significa estar de acuerdo con la otra persona o que su respuesta emocional está justificada, lo importante es comunicarle que entiendes lo que está sintiendo, sin tratar de disuadirlos o avergonzarlos por el sentimiento que tienen.

De acuerdo con lo anterior, presentamos una serie de recomendaciones que cada uno puede desarrollar para sobrellevar y manejar dicha situación:

• Tomar descansos respecto a ver o escuchar noticias: actualmente en las redes sociales hay un bombardeo de información diaria (infodemia). Está bien estar informado, pero escuchar noticias de manera constante puede ser abrumador, por lo cual es recomendable limitarlo un par de veces al día y desconectarse de las redes sociales y televisión,  ayudará a disminuir la ansiedad. Recordemos que hay situaciones que se salen de nuestro control.
• Crear espacios de diálogo: hablar sobre lo que está sucediendo en el país, podría resultar beneficioso, es una acción que permitirá escucharnos, entendernos y expresarnos sobre cómo los seres humanos tenemos preocupaciones, dolencias y carencias. Para ello, existen diferentes espacios como las aulas de colegios y universidades, en el comedor de una casa o restaurante, un parque, etc.
• No olvidar a los más pequeños en casa: podría resultar evidente para los niños el malestar que podamos estar sintiendo y de esta manera contagiarlos con nuestras emociones. Es clave dejarlos que pregunten y no tener miedo cuando no sepamos qué responderles. Por lo cual, es recomendable apagar las noticias cuando se esté compartiendo en familia, ya que estas podrían confundirlos. Se recomienda hacer otro tipo de actividades que puedan disfrutar todos.

Para finalizar, es indispensable entender que la salud mental no es una responsabilidad individual, hay que entenderla como una responsabilidad colectiva (comunitaria, estatal y empresarial). No tiene mucho sentido preguntarle a un trabajador o estudiante cómo está su salud mental si cada vez le quitamos más privacidad y lo hacemos trabajar hasta altas horas de la noche, o en su defecto no se le permite expresar lo que está sintiendo. Dado lo anterior,  es vital recuperar aquellos espacios de ocio que nos quitó la pandemia por COVID-19 e incentivar cada vez más la actividad física, alimentarse y dormir bien, ya que esto nos ayudará a disminuir los niveles de estrés y ansiedad ante todo el caos que estamos viviendo.