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POSITIVIDAD TÓXICA: UNA TRAMPA PARA NUESTRA SALUD MENTAL

Ingrid Rivera Rubio – Psicóloga – Analista de Investigaciones

¿Qué es la positividad tóxica?

Hace unas décadas Martín Seligman popularizó el término de “psicología positiva” e indicó en una de sus conferencias que la psicología necesitaba dar un nuevo paso para estudiar desde un punto de vista científico, todo aquello que le hace feliz al ser humano. En su libro The Optimistic Child, explicó que el pesimista no nace, sino que se hace; que “aprendemos a ser pesimistas” por circunstancias de la vida. Sin embargo, también comentaba que podemos cambiar ese pesimismo y transformar nuestros pensamientos negativos en otros más positivos.

No obstante, el término de la “psicología positiva” se ha tergiversado a lo largo del tiempo. Muchas personas lo han promovido con las mejores intenciones teniendo en cuenta los beneficios que puede tener para la salud mental. Sin embargo, hace un par de años, autores famosos, profesionales y algunas empresas han distorsionado el discurso de esta corriente psicológica, logrando efectos contraproducentes en las personas.

La psicología positiva fue malinterpretada, convirtiéndose entonces en una positividad tóxica, la cual puede entenderse como el estado de vivir en una fantasía de un mundo perfecto donde nada produce daño, nada sale mal, todo funciona de forma ideal. Lo cual conduce a un estado de negación a la adversidad, que genera una emocionalidad trastocada al contrastar eso que se quiere con la realidad que se vive.

Al respecto, se pueden señalar algunas frases que tal vez puedan sonar familiares, como :”¡sé positivo!”, “eleva tu vibración”, “good vibes only!”, “no dejes espacio a los pensamientos negativos”, “no te preocupes, o atraerás a tu vida lo que más temes”, “podría ser peor, tienes que encontrarle el lado positivo”, “no estés triste/no te enfades, agradece todo lo bueno que tienes en tu vida”. Precisamente, la positividad tóxica se refiere a la imposición de un pensamiento positivo como la única forma de solución a los problemas, exigiendo que las personas eviten o nieguen pensamientos negativos y no expresen emociones negativas. Asimismo, se refiere a la creencia que las personas deben darle un giro positivo a todas las experiencias, incluyendo aquellas que puedan ser dolorosas y trágicas.

Un ejemplo de ello se puede evidenciar en las redes sociales, específicamente en Instagram, donde se muestran perfiles con vidas que se presentan perfectas, con rostros y cuerpos perfectos, la ropa de moda, productos en tendencia, los mejores paisajes y las vacaciones que todos sueñan tener. Muestras así se pueden considerar un caldo de cultivo de esta “tendencia”. Por otro lado, esta positividad tóxica se puede identificar en los siguientes casos: afirmando después de una catástrofe que “todo sucede por una razón”, instando a las personas a prosperar sin importar la adversidad que enfrentan, por ejemplo, diciéndoles que deben usar el tiempo obligatorio en casa durante la pandemia de COVID-19 para desarrollar nuevas habilidades o mejorar su estado físico, decirle a alguien que supere su dolor o sufrimiento y se concentre en las cosas buenas de su vida, entre otros.

¿Por qué nos puede jugar una mala pasada?

De acuerdo con lo anterior, han surgido diferentes planteamientos ante este “fenómeno”. Por un lado, el empresario y académico de Internet Kalev Leetaru (2019) menciona que “un creciente cuerpo de investigación sugiere que estar saturado con imágenes tan perfectas en las que cada escena representa la vida en su mejor momento, puede hacer que las personas sean menos felices cuando comparan sus imágenes escenificadas con sus propias vidas”. Por otro lado, Jamie Long psicólogo clínico y copropietario de The Psychology Group (s.f) señala que cuando la positividad se usa para encubrir o silenciar la experiencia humana, se vuelve tóxica. Al rechazar la existencia de ciertos sentimientos, se crea en un estado de negación y emociones reprimidas”

A continuación, se exponen algunos riesgos de la positividad tóxica:

  • Deterioro en la salud física y mental: la evidencia científica ha demostrado que las emociones reprimidas pueden provocar estrés en el cuerpo y cerebro. Según Teresa Gutiérrez psicopedagoga y experta en neuropsicología menciona que el positivismo tóxico trae consigo consecuencias psicológicas y psiquiátricas más graves que una depresión ya que “se desvirtualiza el mundo emocional y puede llevar a la persona vivir una vida irreal que daña nuestra salud mental”.
  • Aislamiento y estigma: es menos probable que las personas que manifiestan este tipo de conductas de “sentirse positivos y felices” ante la adversidad busquen apoyo, ya que pueden sentirse aislados o avergonzados de sus sentimientos, lo que los desanima a buscar ayuda profesional. Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, el estigma puede disuadir a una persona de buscar tratamiento de salud mental.
  • Problemas de comunicación: cualquier tipo de relación puede tener algunos desafíos. La positividad tóxica anima a las personas a ignorar estos desafíos y centrarse en lo positivo. Esta conducta puede destruir la comunicación y la capacidad de resolver problemas en las relaciones.
  • Evasión del daño real: de acuerdo con un estudio del año 2020(3) sobre violencia doméstica, se encontró que un sesgo positivo tóxico podría hacer que las personas que experimentan abuso subestimen su gravedad y permanezcan en relaciones abusivas. El optimismo, la esperanza y el perdón aumentaron el riesgo de que las personas se queden con sus abusadores y sean objeto de un abuso cada vez mayor.

¿Cómo prevenirla?

The National Education Association (2021) señala algunas formas de prevenir la positividad tóxica, estas son:

  • Aceptar múltiples verdades que puedan resultar conflictivas al mismo tiempo, pues podemos eliminar la tensión entre ellas y dar lugar a todas nuestras emociones, tanto positivas como negativas (Jenny Maenpaa, Trabajadora Social y autora de Forward in Heel).
  • Emplear un enfoque híbrido que combina el pensamiento positivo con el ‘realismo’. Según Gabriele Oettingen, profesora de psicología en la Universidad de Nueva York y la Universidad de Hamburgo comenta que “cuando los participantes han realizado un contraste mental con deseos razonables y potencialmente alcanzables, han salido con más energía y han logrado mejores resultados en comparación con los participantes que fantaseaban positivamente o insistieron en los obstáculos “.
  • Otra forma es cambiar el lenguaje, es decir validar y aceptar, en cambio de evadir los sentimientos de alguien con frases generales, un ejemplo es: “simplemente sé positivo” por “sé que es difícil en este momento y que las cosas pueden salir mal fácilmente, o, “podría ser mucho peor” e intentar por “esto es realmente triste., puedo entender lo que estás sintiendo ahora mismo”. 
  • Identificar y nombrar emociones tanto positivas como negativas, en lugar de evitarlas, hablar con personas de confianza sobre ellas, reconocer las emociones negativas como algo normal e importante de la experiencia humana y buscar en caso necesario el apoyo de un terapeuta (Jacquelyn Johnson, psicóloga clínica).

Fuentes

1.  Leetaru, K. (2019). Problema de positividad de Instagram: ¿realmente necesitamos toxicidad para disfrutar de la Web?.  https://www.forbes.com/sites/kalevleetaru/2019/06/14/instagrams-positivity-problem-do-we-actually-need-toxicity-to-enjoy-the-web/?sh=4e16e37161d6

2. Quintero, S. y Long Jaime. (s.f). Toxic Positivity: The Dark Side of Positive Vibes. https://thepsychologygroup.com/toxic-positivity/

3.  Sinclair, E., Hart, R., & Lomas, T. (2020). Can positivity be counterproductive when suffering domestic abuse?: A narrative review. International Journal of Wellbeing, 10(1). https://repository.uel.ac.uk/download/7f1bf2f531455139d9e81f1e1ea7c241ccf57495b92ba20fa33430e5ce7fde71/413528/754-Article%20Text-4691-1-10-20200127-1.pdf

4.  National Education Association. (2021). Cuando demasiada buena actitud se vuelve tóxica. https://www.nea.org/advocating-for-change/new-from-nea/when-too-much-good-attitude-becomes-toxic

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